El presente dibujo animado que verás al final es la síntesis de un libro de motivación escrito en estilo de parábola por Spencer Johnson en 1998 en el cual describe diferentes maneras y reacciones de afrontar los cambios. Estas situaciones tienen lugar en un laberinto donde cuatro divertidos personajes, dos ratones Sniff y Scurry, y dos liliputienses, Hem y Haw, buscan queso.
El queso es una metáfora relacionada a lo que uno quiere obtener en la vida: reconocimiento, dinero, éxito, profesión, habilidades deportivas, superación, etc.
El “laberinto” representa el camino, los pasadizos, los obstáculos en el que tenemos que buscar la senda muchas veces confundidos y perdidos en callejones sin salida.
Cada uno de nosotros tiene su propia idea de lo que es el queso -nuestro deseo- y
salimos en su búsqueda tras él porque nos da placer y felicidad. Todos tenemos un motivo por el cual luchar, a veces llegar es fácil, otras se necesita más esfuerzo, pero para alcanzarlo debemos poseer una fuerte motivación centrada en objetivos; de lo contrario, podemos perdernos en el camino o abandonarlo ante el primer obstáculo que se presente.
En ese laberinto, donde pasás el tiempo de tu vida en la búsqueda de lo que deseás, también se encuentran las demás personas con las que compartís tu tiempo y tus actividades cotidianas, tus compañeros de trabajo, tus amigos, tu equipo, tu club.
El camino no es fácil hasta llegar a la meta. En su búsqueda siempre alguien, o la vida misma, pueden mover el queso de lugar y es en ese punto donde te diferenciás del resto. Abandonás o salís a buscarlo nuevamente.
La vida y el deporte es un continuo cambio. Podés estar jugando entre los mejores puestos, y descender, podés perder un campeonato, una posición, un trabajo. Continuamente nos mueven "el queso" sin parar, permanentemente estamos perdiendo cosas, es una situación desagradable sobretodo cuando se ha luchado mucho por conseguirlo, pero lo importante es como seguís buscando tu queso. Nada es fácil de obtener y es en esa búsqueda donde sobresalen las personas con motivación y valía en la obtención de sus logros.
Las diferentes actitudes personales son las que marcan la diferencia. Muchas personas ante el primer obstáculo quedan perdidas entre sus paredes, lamentándose de su suerte sin darse otra oportunidad en la búsqueda del cambio. Pierden tiempo hablando, dando vueltas en círculo lamentándose por lo perdido.
Pero hay otras que pasan a la acción, tomando medidas que los lleven a lograr los resultados esperados. Estas son las personas que confían es si mismos, son asertivos, pueden caerse pero se levantan nuevamente con más fuerza. No niegan los problemas, ni la competencia, ni a futuros rivales, salen a competir tratando de diferenciarse de los demás por medio de actitudes distintas. No pierden tiempo en buscar reconocimiento ya que ellos mismos se reconocen como personas de valor.
En cuanto al trabajo en equipo, falta de motivación, de voluntad, de cohesión grupal para el trabajo, personas que piensan que siempre todo será fácil y que siempre estará allí alguien en quien depender para conseguirlo, dejando de lado el esfuerzo y el sacrificio, pierden su capacidad de respuesta ante los conflictos del juego. Ante las primeras derrotas, en lugar de poder fusionarse, trabajar unidos en busca de soluciones, cada uno busca sus propios intereses o dejan que los problemas los solucione el otro.
Muchas veces decimos
“hay equipo” cuando en realidad es un grupo de personas reunidas para un fin, que a veces, no es el mismo ya que carecen de identidad y pertenencia grupal para poder tirar todos del mismo lado, traicionando los ideales y los principios, y culpando a otros de sus desventuras.
Seguramente todos nos identifiquemos en lo individual o grupal con la historia del libro o del video. Evitemos caer en la zona de la eterna comodidad y la resignación, y salgamos de la periferia de nuestro mundo para centrarnos realmente en nuestros valores internos, en nuestra competitividad de cada día, en nuestro éxito como personas y como deportistas.
Este tema me hizo recordar una frase de GabrielGarcía Márquez en su libro El Amor en los tiempos del cólera:
“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otras veces y muchas veces a parirse a sí mismos”. Ahora, explorá el laberinto, mirá y preguntate
¿Soy Sniff que detecta pronto el cambio, Scurry que se apresura hacia la acción, Hem que se niega y se resiste a lo nuevo por temor a que conduzca a algo peor, o Haw que aprende a adaptarse a tiempo en cuanto comprende que el cambio puede conducir a algo mejor?Al margen de la parte con la cual te hayas identificado, todos compartimos algo en común: la necesidad de encontrar nuestro camino en el laberinto y alcanzar éxito en la coronación de nuestros objetivos.